¿Os ha dicho alguna vez el vendedor de móviles que no hay que recargar el teléfono hasta que se le agote la batería? Bueno, pues hay que darle una explicación a esto porque no es del todo cierto...
Lo primero es diferenciar entre tipos de batería. Lo del efecto memoria solo ocurre en las baterías de Níquel (Ni-Cd y Ni-Mh), y se produce cuando se recarga una batería que aun tiene carga. Esto produce una serie de reacciones químicas que hacen que la batería se caliente y el níquel comience a formar cristales. La formación de cristales hace que el voltaje de algunas células (las baterías están formadas por células) disminuya bruscamente y la circuitería externa detecte la caída de voltaje, y considere que la batería se ha descargado, interrumpiendo el circuito. Atención porque la sobrecarga de una batería de Níquel también crea cristales que acortan la vida de la batería y puede llegar a producir incendios.
Las baterías de Litio no sufren efecto memoria, por tanto podemos recargarlas cuando nos salga de los huevos. Tampoco les afecta la sobrecarga porque poseen un circuito que corta el paso de energía una vez que la carga se ha completado. Pero lo que no hay que hacer con las de Litio son dos cosas:
- Descargarlas totalmente: Almacenar una batería descargada puede producirle daños irreversibles.
- Mantener el portátil enchufado a la corriente y con la batería puesta: Chungo de la muerte también. Esto produce dos cosas en la batería: calor y estrés. El calor actúa disminuyendo la resistencia de la batería, por lo que su capacidad para retener electricidad será cada vez menor. A su vez, mantener el portatil conectado a la corriente estando en uso le genera a la batería un ‘estrés’ constante, debido a que la fuerza a conservar un 100% de su carga. El daño es tal, que una batería cuya carga se mantiene al 100% a 60ºC, después de tres meses conservará sólo el 60% de su capacidad total, reduciendo su vida útil a escasos 12 meses.
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